Como todo asunto controversial, la recién aprobada ley anti-inmigrante SB 1070 tiene sus detractores y sus simpatizantes, aunque es justo señalar que se han visto mayores pronunciamientos de repudio que a favor por todo los Estados Unidos, como punto de partida, al grado del surgimiento de una campaña pública para pedir que se haga un boicot al Juego de Estrellas de béisbol, pactado para celebrarse en Arizona el año que viene.
El descontento que ha desatado esta medida, recientemente ratificada por la gobernadora Jan Brewer, es enteramente entendible, pues contempla darle a la policía de esa entidad poderes para que cuestione a cualquiera que luzca sospechoso de ser indocumentado so pena de ser arrestado de no demostrar lo contrario.
Pero ¿cómo se puede distinguir quién es y quién no es, quién tiene o no tiene papeles sin dejarse atrapar por los prejuicios? De ahí la preocupación acerca de una casi segura práctica de perfil racial, que resultaría en la violación a los derechos fundamentales de cada ser humano. Hace apenas unos días, por ejemplo, en foros de discusión se comentaba que el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, un ciudadano estadounidense de nacimiento, de raíces mexicanas, por su apariencia no sería exento de ser cuestionado bajo esta nueva ley cualquier día que se apareciera por Arizona.
Y en medio de todo ese clima de animadversión por quienes trabajan en este país sin los documentos legales para hacerlo y son el soporte de sus familias en sus países de origen -ojo- que no todos son ni mexicanos ni latinoamericanos, aunque sí en su mayoría. No olvidemos que en el mundo, el descontento, la inseguridad, el hambre y el desempleo existen en África, Asia y también afectan a europeos y gente de Oceanía que vienen a los Estados Unidos en busca de un mejor futuro.
Así estaban las cosas, después de una ronda de marchas a favor de una reforma a las leyes de inmigración y en contra de la SB 1070 a nivel nacional, el sábado primero de mayo, cuando apareció en escena la franquicia de la NBA del desértico estado.
El martes los Phoenix Suns se robaron la atención de los medios -deportivos y no deportivos- tras anunciar que portarían sus jerseys de "Los Suns" para honrar la herencia de los latinos en Arizona en conmemoración del Cinco de mayo y de paso, mostrar su desacuerdo con la mencionada ley estatal cuyo lenguaje ha sido altamente cuestionado por grupos defensores de derechos civiles de diferentes partes del globo terráqueo.
Fue tanto el revuelo de la noticia del gesto de los Suns, que Brewer respondió con un escrito a ESPN.com para decir que intentar un boicot contra Arizona era equivocado, aunque concedió que "la ley SB 1070 no es la entera solución al problema de la inmigración ilegal" en este estado.
Brewer argumenta que la SB 1070, que por cierto no ha entrado en vigor, obedece entre otras cosas a una respuesta para asegurar las fronteras contra el alto índice de tráfico de drogas proveniente de México a territorio estadounidense, pero el punto más importante en torno, precisamente a ese asunto: el del consumo de sustancias ilegales lo dejó para el final de su colaboración.
"Un boicot que en realidad mejoraría la seguridad en la frontera sería uno contras las drogas ilegales. Una disminución dramática en el consumo y la producción de éstas haría maravillas por la seguridad de todas nuestras comunidades", sentenció... Por ahí hubiese empezado gobernadora, poniendo las puntos sobre las íes.
LA DIVERSIDAD DE LA LIGA
El martes, cuando me enteré del gesto que planeaban los Phoenix Suns para el segundo juego en casa ante los Spurs recordé la sonrisa de Steve Nash, su candidez y la buena persona que siempre demostró ser durante los años que militó en las filas de los Dallas Mavericks; desde esa época estaba orgulloso de lo multicultural que ya era la NBA.
Poco después del 2000, el nuevo milenio, los Mavs eran el mejor ejemplo de "diversidad": el propio Steve, un canadiense aunque nacido en Sudáfrica, Eduardo Nájera, de México, del estado fronterizo de Chihuahua, Dirk Nowitzki, recién llegado de Alemania y Wang Zhu Zhu importado de China. En una de esas hasta Raja Bell de las Islas Vírgenes llegó a coincidir en el equipo y de veras era un espectáculo singular, una ocasión ideal para un políglota, el entrar a los vestidores después de los juegos a sacar reacciones de los muchachos.
Era lógico que se formaran montañas de grabadoras, micrófonos y cables en torno a Nowitzki, Nash y Michael Finley: los tres amigos. Pero no se podía pasar por alto la presencia de reporteros que venían desde el otro lado del mundo a seguir a Zhu Zhu, por ejemplo, que era una joven promesa para su país, el chico era tímido y apenas era capaz de saludar con monosílabos al resto de la prensa de habla inglesa, luego de lidiar con las bromas de quienes le preguntaban si Nájera ya la había enseñado algo en español.
Con Nájera también se arremolinaba un nutrido grupo de reporteros locales y a veces también de las televisoras mexicanas y no era raro escuchar a Nowitzki practicando su español ríspido en broma para sentirse integrado. En otras ocasiones, el germano se ponía muy serio para hablar con la prensa de su país y sus declaraciones eran un maravilloso misterio.
El equipo de relaciones públicas de los Mavs estaba al tanto de lo característico del roster y le sacaba provecho, en las notas previas a los paridos saludaba a la prensa extranjera y presumía de la internacionalidad del equipo tejano. Afortunadamente no estaba de moda echarles la culpa a los inmigrantes de la mala situación financiera del país o señalarlos por su color de piel y nadie mandaba cartas a los periódicos quejándose del sabor internacional que se vivía en los partidos de Dallas.
El ambiente era tan relajado que recuerdo claramente cuando el entrenador de Dallas en ese tiempo, Don Nelson, un día se nos acercó a el locutor que narraba los partidos en español para la radio local (yo era una comentarista invitada) y a mí para preguntarnos por Los Tigres del Norte, el señor estaba fascinado con la música de éstos ídolos mexicanos y al mismo tiempo, para él también representaba una forma de hacer empatía con el joven egresado de los Sooners de Oklahoma que tenía maravillada a la liga en su primera temporada, en el Reunion Arena y luego en el American Airlines Center fue por muchos meses muy normal ver banderas tricolor ondeando por las tribunas, acompañadas a veces por los cantos de "Eddy, Eddy" para festejar las hazañas del aguerrido Nájera.
A ningún locutor de la ciudad se le había ocurrido insultar a la fanaticada de los Spurs por dejarlos en el camino en sus disputadas series de postemporada y ya por el 2003, Manu Ginóbili tomaba el estandarte de jugador hispano del también equipo tejano.
Otras de las grandes aberraciones, es la designación genérica de mexicanos que hacen los no-latinos de quienes hablan español o provienen de países de América Latina, por ahí habría que empezar a informarse antes de hablar.
A nadie le habría pasado por la mente que años después, cualquiera pudiera ser sujeto a una revisión de su estatus legal en ese país por transitar por las calles de Arizona y tener rasgos de latino o hispano; o simplemente por hablar español y sembrar la duda de la policía de que por ello, podría ser parte de quienes no tienen documentos apropiados para residir en este país.
Ver para creer.
Sandra Velázquez
Despues de ver estas dos emocionantes confrontaciones entre dos equipos que radican en ciudades con gran influencia latina, no puede mas que sonreir, y es que amigos el uniforme de LOS SUNS me encanto ese lenguale latino mas calido mas amable, te atrae, es como un iman.
Y estos dos equipos representan los multicultural que puede ser el basquetbol, el basquetbol como decia alguien es una terapia para el alma...
Saludos.
Tambien los Spurs tienen diversidad con Duncan (Islas Virgenes) Ginobili (Argentina) y Parker (Francia)
ResponderEliminarAsi es despues de ver esta serie tenemos a 2 de los equipos con mas extranjeros, otro de los que mas tienen extranjeros son los bucks.
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